
Más allá del genoma: proteger el proteoma es una de las claves para prevenir el envejecimiento cutáneo
¿Y si el secreto de la juventud de la piel no estuviera en los genes, sino en las proteínas?
Cuando la belleza comienza en lo invisible
Durante años, los enfoques tradicionales del envejecimiento cutáneo han puesto el foco en los genes. Pero hoy, la ciencia avanza hacia un enfoque más profundo y fascinante: el proteoma. Este conjunto de proteínas que da estructura, función y vida a nuestras células cutáneas, se revela como el verdadero espejo de la juventud de la piel.
En lugar de centrarnos solo en los efectos visibles del tiempo, este nuevo paradigma invita a proteger lo esencial: las proteínas que mantienen la piel funcional, firme y luminosa.
El proteoma: guardianes silenciosos de la vitalidad cutánea
Las proteínas son mucho más que piezas estructurales. También actúan como mensajeras, constructoras, defensoras y reparadoras. Orquestan funciones clave como la regeneración, la hidratación, la defensa antioxidante y la comunicación celular. Pero con el paso del tiempo y la exposición diaria a agresores como los rayos UV, la contaminación o el estrés oxidativo, estas proteínas se alteran, pierden funcionalidad y comienzan a acumularse.
Es aquí donde entra en juego un concepto crucial: la proteostasis, o el equilibrio dinámico que regula la síntesis, mantenimiento y degradación de las proteínas. Cuando este sistema se desajusta, se acelera el proceso de envejecimiento cutáneo desde su raíz.


El daño invisible que deja huella
Numerosos procesos comprometen la salud del proteoma, entre ellos:
- Glicación: una reacción entre azúcares y proteínas que genera productos rígidos (AGEs) que endurecen el colágeno y promueven arrugas e inflamación.
- Carbonilación: daño oxidativo que altera de forma irreversible la estructura de las proteínas, afectando la funcionalidad de la piel, que se puede traducir en alteración de su textura y la luminosidad de la piel, entre otros signos de envejecimiento.
- Carbamilación: modificación química que distorsiona las proteínas y se asocia a inflamación crónica.
Estos mecanismos, sumados al paso del tiempo y factores ambientales, generan una piel más frágil, opaca y vulnerable.
Lo que revela la ciencia
Estudios recientes muestran diferencias notables en el proteoma de la piel joven versus la envejecida. Se observa un aumento de proteínas inflamatorias y una disminución de proteínas estructurales como las queratinas, esenciales para la cohesión, resistencia y función barrera de la piel. Su deterioro puede traducirse en una piel más débil, con menos capacidad de defensa y regeneración.
Además, la actividad del proteasoma (encargado de eliminar proteínas dañadas) disminuye con la edad, acelerando la senescencia celular, un estado en el que las células dejan de dividirse y secretan moléculas proinflamatorias que contribuyen al envejecimiento visible, la pérdida de firmeza y la disfunción cutánea.
Este desequilibrio no solo refleja el envejecimiento: lo desencadena. La pérdida de proteostasis se posiciona como el origen de múltiples signos visibles del tiempo.
Inspiración en la naturaleza extrema
Un descubrimiento notable ha abierto nuevas posibilidades: ciertas bacterias extremófilas sobreviven a condiciones letales gracias a su capacidad para proteger su proteoma. Esta estrategia natural ha inspirado nuevas soluciones cosméticas que buscan preservar las proteínas cutáneas antes de que se degraden.
Hoy, ingredientes como antioxidantes tipo chaperona, péptidos biomiméticos y activadores de la autofagia celular se perfilan como herramientas clave para preservar la juventud de la piel desde su origen molecular.
Biotecnología patentada Age Proteom: ciencia para la longevidad visible de tu piel
En línea con esta visión avanzada del cuidado cutáneo, Esthederm presenta Age Proteom sérum de longevidad celular, el primer sérum que actúa específicamente sobre el proteoma para preservar la juventud celular.
Su tecnología, inspirada en la biología de supervivencia extrema, protege las proteínas clave frente al daño oxidativo y refuerza la arquitectura interna de la piel. Resultado: una piel más firme, luminosa y resiliente, desde el interior.
Resultados visibles (estudio técnico NAOS 2023)
Estudio clínico ex vivo e in vivo, doble aplicación diaria durante 28 días:
- +103% de resistencia de las proteínas cutáneas (test de protección de elastina frente a oxidación comparado con placebo y α-tocoferol)
- -17% de carbonilación proteica en 28 días (vs. -3% en placebo), en mujeres de 38 a 69 años, fumadoras, con tono apagado


Nueva era en el acompañamiento del envejecimiento cutáneo


El futuro del envejecimiento cutáneo se escribe con ciencia. Y comienza en lo invisible: en la protección inteligente del proteoma.
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